(Esto lo escribi para Chilangos (la revista) me lo pidio Cla, creo que nunca lo usaron, quiero publicarlo porque me diverti mucho al escribirlo y estaba guardado, lleno de polvo)
Cada vez que salgo de casa y deseo transportarme hacia algún punto de la ciudad al cual no pueda acceder caminado, me encuentro con el metrobus, estación Nuevo León, a una cuadra de mi casa.
Tengo que confesar que yo era una emocionada por la inauguración del metro bus, pensaba en el transito, que las distancias se acortarían, no tendría que salir de casa dos horas antes para llegar a algún lugar.
Pero bueno…las cosas no fueron tan agradables como pensaba.
Primer inconveniente, la tarjeta magnética, .reparten folletos que costaba entender el funcionamiento de la compra y recarga de la tarjeta, y luego el oferton: -Si compras la tarjeta recargada con 70 pesos te damos la tarjeta y te regalamos un viaje- UN NEGOCIO!!! O no?
Superado el primer paso, todos aprendimos a recargarla, seguimos haciendo colas frente al aparato que recarga y vende tarjetas, estás son largas y por lo general obstruyen la entrada hacia el metro bus, genial…
Llegamos a los lectores de tarjetas… bien…todo en orden, pasamos…siempre y cuando este lea las tarjetas, porque si no, nos topamos con un poli que nos deja pasar gratis, pero es ese mismo poli con el que tenemos que discutir un rato si la maquina que recarga las tarjetas no funciona, y te grita… ¡NO SIRVE, OIGA!.. Te retiene, por lo menos unos minutos… ¿no se por que? palabra va, palabra viene, pasas...
UNA VEZ EN EL ANDEN…
Comienza la especulación,-¿En cual puerta me pongo?, la que esta en el centro es mejor porque cabe mas gente en el pliegue del metro bus, las dos primeras son mas amplias..Nada, no hay especulación que valga, se abren las puertas y todo se convierte en un tetris sobre ruedas! Hasta logro escuchar la musiquita tipo trance del juego. Corremos de una puerta a otra para ver en que hueco cabemos, si tenemos suerte, lo encontramos y las puertas terminan de hacernos el favor de comprimirnos más y si no, nos quedamos en el andén con la absurda ilusión que el que viene atrás, ¡VIENE MEJOR!...
Si estamos ya adentro, todo se vuelve mas intimo…el roce de los cuerpos, el aliento de alguien en la nuca, una pareja que se besa apasionadamente a solo diez centímetros de tu cara, una supuesta bolsa que te roza las pompas, y los empujones, que muchos se los toman personal, ¡como si uno tuviera el agrado de tirarse encima de un extraño todos los días que viaja!
Y nadie quiere apasillarse, tenemos miedo de quedar encerrados en esa lata gigante, así que Nel, yo me quedo cerca de la puerta!, y el chofer del vehículo también aporta con el movimiento rápido de abrir y cerrar las puertas, así que cuando llegamos a la estación y se abre la puerta CUIDADO! Ya se esta cerrando otra vez.
EN LA PROXIMA BAJOOO…
Entonces el tetris comienza a moverse, como revolver una olla llena de arroz…
Uno pregunta… ¿bajas en la próxima?...y el otro le contesta…NO
Y comienza el caos, porque el que pregunta, quiere que el que le responde que no, se mueva… ¿PARA DONDEEE? Ni levitar se puede…
Llegamos a la estación, se abren las puestas…ENTREN SANTOS PEREGRINOS! PERO ANTES…DEJENNOS SALIIIRRR!
Por ultimo, esto es ya una petición, a los encargados de dicho servicio: Señores, por favor! seria muy complicado pornerle horarios al turno noche, aunque este pase cada hora, nos darian la oportunidad de decidir esperar en donde estemos y no sobre el anden.
Ahora si…
Que mas da…
Seria mejor tomarlo en horas que no son pico, porque ahí si, Que lindo que es el metro bus y que rapido!!! Pero como la ley de Murphy se nos aplica a todo y casi todo el tiempo.
BIENVENIDO AL MARAVILLOSO MUNDO DEL METROBUS
